• Lesión renal aguda: nefritis túbulo intersticial, necrosis tubular aguda.

• Glomerulonefritis postinfecciosa y rápidamente progresiva (GMNRP).

• Anomalías congénitas del riñón y tracto urinario.

• Descontrol de hipertensión arterial sistémica. 

• Litiasis (“cálculo”) renal y vesical (“piedras en la vejiga”).

• Infección de vías urinarias: recurrentes, cistitis o pielonefritis.

• Enuresis (“mojar la cama” por las noches) después de los 5 años.

• Hematuria (sangre), proteinuria (proteínas) o cristaluria (sedimento) en orina. 

• Hipertensión arterial sistémica.

• Alteraciones en ultrasonido o examen de orina.

• Enfermedad renal crónica.

• Diálisis peritoneal, hemodiálisis o trasplante renal. 

• Síndrome Nefrótico y Nefrítico.

• Quistes en los riñones (displasia renal quística, enfermedad poliquística renal)

• Acidosis tubular renal y tubulopatías.

• Nefritis purpúrica, síndrome de Alport, nefropatía IgA.